Mientras el Pueblo Mágico presume playas limpias y libres de sargazo, el excremento canino prolifera en parques, andadores, calles y avenidas, con los riesgos para la salud que esto implica.
El Reglamento de Bienestar Animal prohíbe que los perros deambulen sin supervisión por las calles y obliga a los dueños de mascotas a pasearlos con correa y levantar sus heces fecales, condiciones que claramente no se cumplen.
Las calles de las colonias populares, el malecón Caribe, el andador de las Salinas y, en general, los espacios públicos de la isla, están llenos de excremento de las decenas de perros que a sus dueños resulta más cómodo soltar para que salgan solos al baño.
Además, no todos los propietarios de canes levantan las heces de sus animales y cuando terminan, siguen su camino como si tal cosa, sin importarles la contaminación y las afectaciones a terceros.
Cansados de la situación, los inconformes, entre quienes se incluyen dueños que sí levantan los desechos de sus mascotas, exigen la intervención de Ecología municipal para que aplique el Reglamento y sanción a los propietarios irresponsables.
Las heces fecales pueden transmitir enfermedades como hidatidosis, tifoidea, hepatitis A, salmonelosis y leptospirosis, entre otras, cuando se secan y el viento levanta partículas con parásitos que contaminan, se transportan vía aérea y permanecen suspendidas en el aire que respiramos, llegan a los alimentos, puestos callejeros y restaurantes con espacios al aire libre.
Además, son un medio propicio para que las moscas depositen sus huevos en ellas y se conviertan en agentes transmisores de enfermedades.